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Al proletariado se le ha predicado demasiado. Unas veces calma, otras cultura, otras capacitación. A juicio de sus pastores, nunca estuvo maduro para emanciparse. Su preparación, si ha de ser así, será eterna, porque nunca podrá salir si no es revolucionariamente, de la ignorancia y de la incultura, y de las privaciones en que el régimen capitalista y el Estado lo mantienen. Cada emancipación parcial ha de costarle tanto trabajo como la emancipación total, si ha de ser colectiva y no individualmente conquistada.
Si se han de hallar soluciones de este modo, sin atacar al sistema, no es posible resolver el problema social. Es como el huevo de Colón. Si hemos de poner tieso y en equilibrio el huevo sobre uno de sus polos perderemos el tiempo mientras queramos lograrlo con habilidad y miento. Hay que decidirse a aplastar de un golpe sobre la mesa uno de sus polos, atacando al huevo en su integridad.