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La idea de una totalidad armónica es el elemento clave en este libro. La naturaleza se nos presenta como un mundo onírico corporizado, una lengua profética (y poética), en la que se encuentran semejanzas, analogías, correspondencias: símbolos de otras realidades.
Los filósofos de la naturaleza nos traen conceptos como el magnetismo animal (similar a la hipnosis y retomado por Poe, Hawthorne, Mark Twain, Conan Doyle, entre otros), y el refugio interior donde el individuo guarda sus impresiones de lo vivido (abonando las bases del posterior concepto de inconsciente). Estos artículos pugnan por un conocimiento de la naturaleza que lleve a la sabiduría universal y proponen un horizonte distinto al prevalente, basándose en ritos iniciáticos y mitologías que enfrentan la idea dominante de ciencia.
Los ensayos que reúne esta edición propician al lector fuentes románticas que presentan al romanticismo más allá de su caracterización histórica como movimiento artístico (pero que conforman, en gran medida, sus bases: la idea de una gran totalidad armónica universal, la correlación entre el hombre y el gran cosmos; la naturaleza como lengua poética y profética presentada en jeroglíficos). La retórica fragmentaria de lo romántico, como es sabido, no puede prescindir de lo poético, de lo simbólico, de lo alegórico, de lo mítico -tanto en figuras místicas como también en figuras geométricas-, en su decisión de tomar una distancia crítica de la comprensión matemática de la naturaleza. Si bien la concepción romántica de la natura- leza, en su vocación sistemática -aun cuando para nosotros paródica, vocación al fin-, tiene la huella del pensamiento moderno, está necesariamente cifrada bajo un horizonte diferente.
Proponemos al lector contemporáneo participar del desencuentro que sobreviene en estos textos que nos presentan a la naturaleza desde una búsqueda diferente de la que prevalece en la lógica actual, la de su dominio y sometimiento para fines exclusiva- mente utilitarios.