ESTÉTICA DE LA DESESPERACIÓN

VIOLENCIA, MARGINALIDAD Y POLÍTICA EN EL CINE LATINOAMERICANO
Imagen de cubierta: ESTÉTICA DE LA DESESPERACIÓN
Precio: 28,00€
Sin stock, sujeto a disponibilidad en almacenes.
Editorial: 
Coleccion del libro: 
Idioma: 
Castellano
Número de páginas: 
208
Dimensiones: 230 mm × 160 mm × 0 mm
Fecha de publicación: 
2015
ISBN: 
978-987-1709-30-4

Debemos celebrar la aparición de Estética de la desesperación y a la vez disfrutar la vigorosa prosa de Guadi Calvo. Este libro servirá para descubrir, una vez más, el cine latinoamericano. Nos hará conocer y conocernos, obligándonos a entender que somos nosotros los culpables de este desconocimiento mutuo. Estética de la desesperación será un arma genuina para la disfunción de nuestro cine.
Román Chalbaud

Tan abierta al río y tan cerrada al mundo que le es propio por derecho y por destino, Buenos Aires suele prendarse y preñarse de filmografías asiáticas, europeas y (por supuesto) estadounidenses. Lo que no estaría mal si se tratara de jauretcheanamente ?ver desde acá lo universal?. Suele no ser así, suele ser mera presión industrial o mero embobamiento con mundos exóticos, mero ?conocer el nombre de las cosas sin conocer las cosas mismas?, como decía un personaje de Goethe, que, justamente, traemos para hacer propio lo universal.
Este libro de Guadi Calvo, en el plano del cine, cumple la hazaña de ver lo universal desde nuestro acá americano, con lo que ayuda a construir el ?acá? hasta con geniales invenciones de lenguaje (solo para entender la ?sicaresca? vale la pena hacerse de este libro). Nada más. El resto, va adentro.

Néstor Gorojovsky


Estética de la desesperacion, de Guadi Calvo
Alejandra Portela
on 9 diciembre, 2014 at 00:09

La aparición del libro de Guadi Calvo, ?Estética de la desesperación? marca, creo yo, un momento importante de la circulación de nuestros cines. Venimos repitiendo una y otra vez que el cine latinoamericano no tiene pantalla en la propia Latinoamérica. Que no vemos cine peruano en Argentina, pero tampoco cine mexicano, y menos cine brasileño; que los títulos que se distribuyen tienen relación directa con la distribución de las mainstreams norteamericanas y que es fundamentel el papel de los Festivales, cada vez más, por cierto, en cantidad y calidad. En ese contexto, el caso de la pelicula paraguaya 7 cajas y su exito de taquilla en Buenos Aires, aparece como un milagro.

Por otro lado, venimos entrevistando en Leedor a responsables de cinematografías nacionales y de Organismos o Festivales de Colombia, Venezuela, Chile, Perú. Gracias a la tarea de Alfredo García, incansable y gran entrevistador que tiene Leedor, pudimos saber problemáticas y desafíos del Festival Unasur, a través de su directora Paula De Luque, del Festival de Valdivia cuando entrevistamos a Raúl Camargo, su director La semana que pasó en Ventana Sur charlamos con Ana María Teruel del Festival de Lima, en estos días publicamos también una entrevista a Diana Bustamante, flamante directora del Festival de Cartagena.

Nos encontramos, entonces, que cuando pensamos que no circula el cine latinoamericano, resulta que sí circula. Lo hace en los márgenes, a cuenta gotas, en dos o tres funciones de Festivales Internacionales, en ciclos esporádicos o pequeñas muestras, pero con un público fiel y animado que llena las salas y que descubre una y otra vez que tanto en temas como en formas el cine regional es un cine complejo, potente, vanguardista, tradicional, y muchas otras cosas más.

Quería insistir en todo esto porque el libro del periodista especializado en cine latinoamericano, Guadi Calvo que se presenta hoy 9 de diciembre de 2014 en Buenos Aires viene a instalar aquella certeza, y renovar después de varios años la escritura sobre cine latinoamericano contemporáneo, dándole además un marco histórico a cada una de esas cinematografías.

Cuando en 1997, publicamos con ediciones del Jilguero y Clara Criger Un diccionario de realizadores argentinos y latinoamericanos sabíamos que era una tarea que nacía incompleta: el relevamiento de biografías y filmografías, comentadas por un selecto grupo de teóricos y críticos (entre los cuales estaba Alberto Elena o Chacho Frías por ejemplo) se aproximaban a esas producciones desde un lugar crítico abundante pero breve.

El libro de Guadi viene a ser quizás el futuro de aquel libro, o al menos me recuerda mucho a él, con un recorte temporal bien inteligente que va del pasado al presente y con un localización por países, agregando además subtemas como Latinos en Estados Unidos, y nucleando naciones como Nicaragua, El Salvador, Honduras o Haití, bajo el rótulo Centroamérica y Caribe. De cada apartado no más de tres realizadores y en los análisis no toda la filmografía. El recorte es la violencia, la marginalidad y la política. En Haití, por ejemplo, sabemos de la existencia de Arnold Antonin con una ?treintena de documentales cuyo tema fundamentel ha sido Haití y las distintas maneras en que su pueblo fue mortificado desde sus orígenes?; en Chile confirmamos el insoslayable lugar de Patricio Guzmán: ?Hay vidas que parecen signadas por un solo y único acontecimiento, quizás esto haya pasado con Patricio Guzmán. Hasta el 11 de setiembre de 1973, armonizaba en paralelo sus dos pasiones: el cine y la política. Aquella fecha marcaría para siempre su singladudra como chileno y cineasta.?

La escritura de Calvo es llana y contundente de manera de entrar a las historias de la guerrilla en Perú o de los sicarios en Colombia o el sertao en Brasil, para hacernos entender o al menos, que podamos captar algo del espiritu de esas violencias contenidas que aparecen como en un mapa que dibuja el cine y sus peliculas.

Intencionadamente el libro no da espacio a cinematografías industriales o más transitada como México, Argentina o Cuba. Lo cual sincera una búsqueda de parcialidad antes que totalidad que también se agradece.

Coherente y claro por donde se lo mire, Estética de la desesperación articula esos análisis apelando también a citas fuertes y concisas, como la del documentalista dominicano René Fortunato: ?Mis documentales no están hechos con la pretensión de llegar a la verdad histórica, la verdad histórica no existe.? Citas de esta naturaleza abren cada texto, que no son académicos ni ?floreados? (como decía Dolorcito Gaitán en Los inundados) sino que son conscientes de que lo absoluto hay que alejarlo de adornos literarios que entorpecerían, en definitiva, el mensaje final.