El texto trata de la importancia para los inmigrantes de poder acceder a la condición de ciudadanos para alcanzar la plena integración sociocultural y garantizar la cohesión social de la sociedad receptora. Plantea la necesidad de establecer como criterio el de la residencia permanente (ius domicilii) frente al ius sanguinis y/o ius solis, propios de los Estados-nación, para definir la ciudadanía multicultural e inclusiva. El tema se enfoca desde la perspectiva del transnacionalismo, que rebasa los límites territoriales y fomenta el desarrollo de redes y conexiones entre la sociedad de origen y de destino, por la capacidad de moverse fácilmente en todas direcciones, gracias a las nuevas tecnologías de la información y el transporte, en la era de la globalización.