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En el Perú contemporáneo la calle es una arena de la política en pugna con las arenas institucional y mediática. A contrapelo del sentido común neoliberal que radicaliza el individualismo y la competencia, la gente toma las calles y ensancha desde allí los contornos de la esfera pública, constituyéndose en contrapeso efectivo del Estado. Multitudes variopintas constituyen un complejo mosaico que debe pensarse en su tensionada pluralidad. Este libro analiza las circunstancias estructurales y coyunturales que explican la expansión y arraigo de las protestas como forma de soberanía popular, y reflexiona sobre el tipo de poder que construyen -un poder de veto estatal en sus expresiones más potentes-y sus significativos límites para profundizar, renovar o refundar la política democrática.