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El autor desmonta el convencionalismo según el cual las revueltas estarían asociadas a una dirección política que guía sus pasos hacia la victoria; cuestiona radicalmente la idea de vanguardia, y muestra que los grupos dirigentes suelen ir a ciegas y por detrás de los momentos insurreccionales; e, incluso, desvela cómo aquellas intentonas prefabricadas desde las cúpulas organizativas resultan en estrepitosos y a menudo sangrientos fracasos. Además, pone en tela de juicio el uso de las lógicas del parlamentarismo liberal como mecanismo legitimador de una revolución, considerándolo un factor decisivo para la caída de algunas de las insurrecciones pasadas.La dinámica de la revuelta no es un libro de historia ni un panegírico nostálgico, sino una inteligente y optimista agitación en torno al presente y el futuro.