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Podría ser la calle San Francisco de Bilbao, pero se trata del barrio madrileño de Lavapiés. Allá, en un apartamento, vive nuestro detective Touré tras escapar de un pequeño pueblo del Pirineo navarro y deambular un tiempo por París. En el parque del Retiro, en la confianza de que se trata de un lugar seguro, ha escondido un montón de diamantes robados en la capital francesa, pero han desaparecido. En el escondrijo, en lugar de los diamantes alguien ha dejado una pequeña tortuga con una misteriosa inscripción. Esa es la única pista con la que cuenta Touré y con la que intentará resolver el misterio. Touré no estará solo en esta investigación, Sa Kene, su amiga y amante de San Francisco, será su compañera en esta búsqueda, plagada de obstáculos y peligros. De todas maneras, más allá del relato policial, en esta octava entrega Arretxe quiere insistir en la denuncia de la dramática situación en la que viven los marginados sociales.