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Publicada originalmente en 1890, La Nueva Utopía supuso una reactualización, en clave proletaria, de la Utopía moderna y filosófica de Tomás Moro.
Su interés no es solo de carácter literario; escrito en un momento en el que el anarquismo organizado vehiculizaba las aspiraciones de transformación social del pueblo en buena parte de Europa, el texto de La Nueva Utopía se convirtió de forma indirecta en un programa político a través del cual el movimiento obrero de raíz antiautoritaria orientó sus miras, en un momento, además, en el que el imaginario de la anarquía se hallaba en disputa entre libertarios de tendencia colectivista y comunista, y en el que la plasmación teórica de la futura sociedad ácrata se había convertido en un auténtico anatema.
Sea como fuere, La Nueva Utopía da cuenta del pensamiento político de Ricardo Mella, una de las voces ilustradas de un anarquismo, el ibérico, eminentemente práctico y no sobrado de intelectuales y teóricos de renombre internacional.
Finalmente, La Nueva Utopía nos sirve para profundizar en la cosmovisión anarquista de finales del siglo XIX, sin duda adelantada a su tiempo, pero también deudora de los lastres -productivismo, hiperracionalismo, tecnolatría- de las ideologías nacidas al calor de la Ilustración.
