Los mecanismos neoliberales se han convertido en sentido común que rigen todas las áreas de la vida, anclando nuevas formas de totalitarismo al enraizarse en la vida, la sensibilidad y la distribución de lo sensible. Así, el neoliberalismo rige la lógica de la vida, trabajo y subjetivación como formas de control social, como en la forma en la que la cultura y la producción de arte obedecen a la lógica del libre mercado para convertirse en escaparates de la democracia y vehículo de la sensibilidad neoliberal. También se observa cómo el imaginario colectivo está siendo transformado por la violencia en un espasmo de dolor comunitario, en la manera en que los movimientos sociales, a pesar de su intermitente ebullición, canalizan el descontento sin poder concretarse en instancias de organización política alternativas. Finalmente, el libro responde a cómo las formas neoliberales de administrar los cuerpos -específicamente de las mujeres- junto con el ideal de mujer emancipada del feminismo de la segunda ola, se transformó en un manual para navegar y reforzar el heteropatriarcado.