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Las reglas del juego tiene la misma edad que Naranjito (¿lo recuerdan?). Luisito, un jovencito imberbe convertido en aprendiz de gánster y con ganas de ver las maravillas que el mundo ofrece, nos cuenta en primera persona su integración en una banda de la que forman parte Ortega, jefe del clan y amante del progreso y, por ende, de las centrales nucleares; Bernedo, padre y, claro, con depresión aguda, y Tito Durán, el fiero paridor de la idea genial. Que ¿cuál es? Se lo podían haber imaginado: secuestrar al presidente de la FIFA en vísperas del Mundial de Fútbol celebrado en la (emérita) España de 1982.
En la antesala del Mundial de Fútbol que se celebrará (Putin mediante) en Rusia, El Garaje Ediciones recupera esta novela (desenfadada, canalla, cruel, mal hablada, cutre, amoral) en la que Carlos Pérez Merinero, con pulso maestro, nos enseña (¿enseña?) que no es de ganar ni de participar de lo que va esto; lo importante es no ser un pringao y que no le trinque a uno el Séptimo de Caballería.