Una casa con una torre alta, jardín, huertos, un bosque extenso. Alguien ha desaparecido. El. Y de fondo, circunscrita a estos límites, obsesionada con esta ausencia repentina, surge una voz que parece sonar sutil, radicalmente inocente, que nos habla como de puntillas, desde los espacios de la casa donde vive y hasta donde su vista alcanza, pues lo que hay al otro lado del jardín es territorio desconocido.Si hay novelas río -caudalosas, repletas de historias que se entrecruzan-, también hay novelas hilo, cuya trama pende de un hilo de voz que, en este caso, habla con extrañeza, rodeada de objetos, de personas y también de las «vitalidades» -pues para ella todas las cosas del mundo hablan una especie de idioma secreto al que llama así-.Angela Segovia se adentra de lleno en la narrativa después de haberla bordeado en poemarios como La curva se volvió barricada (Premio Nacional de Poesía Joven) y Amor divino, que la crítica consideró como uno de los más atrevidos y audaces de los publicados en los últimos años.«Al principio aprendí a distinguir por el tipo de vitalidad. Es decir, una vitalidad tenía un color,
AUTOR/A
SEGOVIA, ÁNGELA
Ángela Segovia nace 1987 en Navas del Marqués. Ha publicado "¿Te duele?" (V Premio Nacional de Poesía joven Félix Grande, 2009) y "de paso a la ya tan" (ártese quien pueda, 2013). "Qué extraña actividad esta de escribir, los días pasan acelerándose y paralizándose, como si fuera la misma cosa". En 2015 y 2016 es becaria de creación en la Residencia de Estudiantes. Hizo las piezas de investigación escénico-poética "Guerra-vacas" (Espacio La Nave, Madrid, 2009), "El muro esta noche el río eclíptico" (Zírculo Inestable de Tiza, La Tabacalera, Madrid, 2011), "Ganas dan decirte muchas de"