Para envío
ara celebrar los cien años de la revista The New Yorker, Libros Walden publica Mis años con Ross, una biografía de Harold W. Ross, fundador de la revista, que sirve también de biografía disimulada de su autor, James Thurber, y de la vida cultural en Nueva York durante la primera mitad del siglo XX.
Cuando en 1925 Harold W. Ross fundó The New Yorker, poca gente sospechaba que cumpliría un siglo. Aquella extraña publicación enfocada en aportar "conocimiento sin pedantería" mediante reportajes periodísticos, relatos de ficción y viñetas de humor, parecía un suicidio comercial. Sin embargo, Ross supo rodearse bien, tirando de sus compañeros en la Mesa Redonda del Algonquin como Dorothy Parker o Robert Benchley y fichando a jóvenes como Peter Arno, E.B. White o James Thurber, que entró en 1927 como editor, pero cuyos relatos y dibujos, pese a las reticencias de Ross, ayudaron a su revista a convertirse en referente de la cultura occidental del siglo XX.
En Mis años con Ross, Thurber repasa el tiempo que trabajó junto al editor jefe del New Yorker, 25 años de sufrimiento, admiración, burla y cariño hacia un personaje complejo, maniático, ingenuo, mal lector y gran editor, alguien del que advirtieron a Thurber que "si lo pusieras por escrito, no se lo creería nadie".
Por las páginas del libro pasan S.J. Perelman, Shirley Jackson, Saul Steinberg, Herman Mankiewicz, Charles Addams, Groucho y Harpo Marx, Ernest Hemingway, Sinclair Lewis, F. Scott Fitzgerald, Graham Greene o George Grosz y repasa también el funcionamiento de la revista en aquellos primeros años, cuando nombres ahora legendarios hacían desde crítica teatral o literaria hasta piezas de humor, entrevistas o reportajes de investigación.