La creación y desarrollo del fascismo deben tanto a la figura de Benito Mussolini que resulta muy difícil emprender un recuento de la vida de éste sin que el estudio se convierta en una historia de la Italia fascista o del fascismo europeo en los años 1920-1945. En esta obra, Denis Mack Smith se propone hacer una biografía centrada en el hombre, que ciertamente tome en cuenta el contexto general y sus antecedentes, pero en función de su utilidad para hacer inteligible la vida pública del Duce. Tarea nada simple si se considera que, en todas sus relaciones interpersonales, Mussolini se comportaba como si estuviera representando un papel en una obra y que, además, era un excelente propagandista, cuyas declaraciones públicas y privadas tenían el propósito de ocultar la verdad o de revelarla.
Sobre una personalidad que se contradecía con toda facilidad, lógicamente queda aún mucho por aclarar, pese a que, a la distancia, las controversias políticas hayan perdido gran parte de su pasión. Mack Smith se da a la tarea de consultar todos los documentos y testimonios que pudieran arrojar luz sobre el personaje que, idolatrado por muchos durante más de veinte años en que se mantuvo en el poder, fue acusado a su muerte, en 1945, de haber dejado una Italia destruida por las derrotas militares y por la guerra civil, convirtiéndose en el individuo más odiado del país. Sea como fuera, en adelante nadie, partidario o enemigo de Mussolini, pudo intentar comprender la historia contemporánea sin tomar en cuenta al fascismo y, desde luego, a su principal artífice.
