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Ningún lugar adonde ir es el diario del largo exilio que Jonas Mekas emprende en 1944 tras huir de su pequeño pueblo en Lituania por razones políticas. Ese extenso viaje involuntario incluye campos de trabajo forzado, campos de refugiados, desplazamientos obligados con destino incierto y su desembarco en Nueva York, donde se instala definitivamente e inicia su actividad cinematográfica.
La nostalgia permanente, el estilo fragmentario, el insistente y solitario registro del mundo que lo rodea son la primera formulación de lo que Mekas desplegará posteriormente en sus películas-diario; por eso la importancia de Ningún lugar adonde ir radica, no solo en su carácter testimonial o biográfico, sino también en que aquí se funda una profunda poética de la intimidad que caracterizará toda su obra.