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Las 108 xilografías monocromas que componen Peregrinanción salvaje,tercera novela gráfica de Lynd Ward, marcadamente política, anticapitalista y anti desarrollista, fueron impresas originalmente alternando la tinta negra ?para representar la realidad en la que semueve el protagonista? y el rojo-sanguina ?para las partes subjetivas, sus propias fantasías derivadas de aquella ?. Podría hablarse, por tanto, de novela psicológica y establecer, según se alternan ambos colores, hasta siete divisiones, sucediéndose los estadios exterior (realidad-negro) e interior (imaginación-rojo); si bien ambos mundos no responden sino a la visión entremezclada que de ellos tiene el protagonista, un trabajador insatisfecho que se debate entre el pensamiento y la acción, la búsqueda individual y el compromiso colectivo. El primer mundo, el de una realidad urbana y fabril frustrante y opresiva a la que no ve salida en vida, le atenaza hasta tal punto que acaba por huir para buscar una vida sin ataduras en el medio natural, donde, sin embargo, tampoco halla satisfacción a sus deseos. En el segundo estadio, el de su imaginación, da rienda suelta a esta satisfacción llevando a cabo su desquite contra la soledad, a través de una fantasía amorosa, y contra los amos del planeta que mantienen al proletariado embrutecido y esclavizado. Tratando de alcanzar la estrella de este rojo sueño, despertará a la negra realidad de la represión y, finalmente, la muerte. Como en la mayor parte de sus novelas sin palabras, Ward no puede mostrarse optimista; desconfía. Sus esfuerzos se centran en denunciar la realidad social, economicista, pero también en reflejar los anhelos por acabar con este régimen de injusticia. La edición se abre con una nota informativa sobre el autor y su obra artístico-política, y se cierra con un texto del propio Ward sobre esta su tercera novela, enmarcada por un lado en el ambiente de pobreza y represión de la Gran Depresión, y por otro -según él mismo explica- en una tradición antiestatista netamente norteamericana, de desapego de la sociedad opresiva y de peregrinaje a por ventura en busca de la libertad al margen del medio social instituido, cuya experiencia más conocida podrían ser Walden de Thoreau, el vagabundaje vital de los hobos y los proyectos "utopistas" colectivos del siglo XIX. Todos ellos marcaron distancia respecto de la sociedad para intentar poner en práctica proyectos independientes autogestionados, de autodeterminación y creación de otras realidades, con mayor libertad de movimiento y donde los deseos no quedaran maniatados por el régimen alienante de productividad ilimitada propio del capitalismo