La función de los ritos durante la guerra civil y el franquismo, así como su relación con el nacionalcatolicismo del cual son consecuencia y representación es el objeto de estudio de este libro. La denominación de la contienda como cruzada supuso una redefinición de la guerra en clave religiosa acompañada por un relanzamiento de los cultos más populares mediante conmemoraciones y celebraciones. En este marco se construyó el carisma de Franco como «Caudillo por la gracia de Dios». Se trata de un modelo de relación entre el Estado y la Iglesia fundado en legitimaciones recíprocas, fortalecido por una ideología que aglutina identidad nacional y catolicismo y que durará hasta los años sesenta. El libro resalta el impacto del Concilio Vaticano II sobre el ideario nacionalcatólico, así como su crítica a estas formas de religiosidad.