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En Tímidos radicales, el artista y activista Hamja Ahsan se propone crear una utopía: un Estado para todas las personas tranquilas, introvertidas y del espectro autista, cuyo himno nacional es el sonido de una caracola marina y en el que se celebra la riqueza de la contemplación, la soledad reflexiva y la compañía íntima. La vida interior constituye la base y el principio fundamental de esta nación imaginaria, Aspergistán, frente a la tiranía de la sonrisa, del orgullo estridente y el culto a la exhibición que hoy impone el Orden Global Extrovertido. Los Tímidos Radicales son las Panteras Negras de la clase introvertida, y este libro es su manifiesto. Una sátira que utiliza la teoría anticolonial y la política identitaria para construir una crítica a la cultura dominante y a la creciente ola de islamofobia. En sus páginas se reúnen comunicados oficiales, una entrevista a una presa política, historias clandestinas y orales: mucha documentación detallada de los modos de vida y las demandas de los sujetos Tímidos, en su intento por politizar características particulares que hoy son tratadas como un mero "fenómeno cultural" o una patología médica.
En alianza con otakus, ratones de biblioteca, hikikomoris, individuos melancólicos y reservados o víctimas del bullying, el timidismo radical lanza un llamado al boicot desde el dormitorio ("el terrorismo siempre es demasiado ruidoso"), con la cara enterrada en la almohada.