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?Una tierra sin gente para una gente sin una tierra? es una de las frases más citadas en la literatura sionista. Con ella, Israel justificó muchas de las acciones que llevó a cabo a lo largo del último siglo sobre los seres humanos que este eslogan invisibiliza. Palestina no era un desierto, sino que estaba habitada por millones de personas que fueron asesinadas, desplazadas forzosamente y obligadas a vivir en condiciones infrahumanas durante décadas. Estas páginas recogen las historias de algunas de ellas. Los doce relatos que conforman este libro son una ventana al interior de los campos de personas refugiadas, las ciudades palestinas, las cárceles, los movimientos de resistencia y el mundo interno de quienes viven en primera persona la ocupación israelí.