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Los muertos vivientes parecen estar tomando el control de nuestra sociedad. "Ciudades sin alma", un modelo económico que destruye la buena vida más de lo que la permite, el regreso de monstruos fascistas. En la que es considerada su obra magna, Raul Zelik se pregunta cómo se relacionan estos acontecimientos y cómo pueden detenerse. En esta búsqueda, recurre a otro muerto viviente que no desaparece: la idea socialista. Sin un fortalecimiento de la propiedad común, sostiene el autor, no se podrá evitar ni el colapso ecológico ni la inminente caída en el autoritarismo. La crisis multifacética requiere de un gran contra plan emancipador.