El predominio incontestable de las ideas anarquistas en el movimiento obrero español, desde hace más de medio siglo, tiene sin duda por base, o por apoyo, la disposición de los obreros españoles hacia los ideales de libertad que, junto con las características del desenvolvimiento histórico de su país, constituyen factores que algún día hará resaltar una detallada historia de la revolución en España. Pero no obstante dichas predisposiciones fue necesario un primer impulso para que despertaran esas tendencias que se hallaban latentes y éste se le encuentra en el viaje que a dicho país hiciera Giuseppe Fanelli, uno de los más íntimos del círculo de Miguel Bakunin, que tuvo lugar en el invierno de 1868-69. La Internacional española, fundada en esa época, fue propagada desde su comienzo de la manera más activa por personas que aceptaron por entero las ideas anarquistas colectivistas tal como habían sido formuladas por Bakunin, con excepción del episodio Lafargue (1872-73 hasta 1890). Dichas ideas y tendencias fueron las únicas que se propagaron, dado que el partido marxista, calificado entonces de microscópico, nada significaba.