Entre los años 1881 y 1885 la sequía que padece Andalucía, multiplica miseria y desesperación. Sombrío y desgarrador momento histórico que llenó páginas tristes de nuestro pasado y que recibió la tétrica denominación de sucesos de La Mano Negra. Tragedia que ha pasado a la posteridad bajo ese título tan sensacionalista, muy apropiado para un relato de serie policíaca o cuento de terror, tras el que se mantienen dos diferenciadas versiones, cada vez más antagónicas. De un lado, la que defiende y confirma la existencia real de un grupo secreto que crea un clima de inseguridad, en el que la ciudadanía teme los excesos de una plebe ciega y cruel, entregada a la violencia y al salvaje desorden público. O la contraria, aquella que postula una invención policial, autora de tremendos crímenes legales, que castiga a los portavoces de las reivindicaciones. Discordia que formula la pregunta: ¿Mano Negra o mano blanca?