Para envío
La economía global no se expande sin consecuencias: creciente desigualdad y desempleo, cada vez más poblaciones desplazadas o encarceladas, destrucción de la tierra y del agua. Se trata de dislocaciones socioeconómicas que no pueden ser explicadas con las herramientas tradicionales de la sociología, en los habituales términos de "pobreza" e "injusticia". De acuerdo con Saskia Sassen, esas dislocaciones se comprenden con mayor precisión si se conceptualizan como tipos de expulsiones: "En las últimas dos décadas, dice la autora, se ha presenciado un fuerte crecimiento de la cantidad de personas y empresas expulsadas de los órdenes sociales y económicos centrales de nuestro tiempo". Expulsiones que no son espontáneas, sino producidas con instrumentos que incluyen "desde políticas elementales hasta instituciones, técnicas y complejos sistemas que requieren mucho conocimiento especializado y formatos institucionales intrincados".
El abordaje de la lógica de las exclusiones pone en evidencia un sistema cuyas consecuencias son devastadoras, incluso para quienes piensan que no son vulnerables. De las finanzas a la minería, las técnicas de expulsión depredan conocimientos, intereses y logros.
Saskia Sassen dibuja conexiones sorprendentes para iluminar la sistematicidad de estas expulsiones, poniendo al descubierto el modo en que la gran complejidad de la economía global hace que sea difícil trazar líneas de responsabilidad para los desplazamientos, desalojos y erradicaciones que provoca, como para que quienes se benefician del sistema se sientan responsables del daño que causan.