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La combinación de distintas pestes, guerras y absolutismos parecen sucederse en la historia de manera que los breves lapsos de civilización casi se nos presentan como períodos anecdóticos dentro de una crisis permanente de la condición humana.
"La plaga de nuestro tiempo está fuertemente arraigada en la naturaleza de nuestras relaciones sociales, en una forma de organización de la explotación y la dominación que hace tiempo dejó de tener más horizonte que el de su propia supervivencia. Hoy se hace patente, de nuevo, que los sacrificios necesarios para la continuidad del modelo se cargarán en la cuenta de aquellos que menos interés tendrían en mantenerlo".