¿Cómo se construye y se practica una izquierda? La pregunta, aparentemente retórica, ha sido la cuestión principal que ha planteado Mario Tronti (Roma, 1931), uno de los pensadores más reputados del movimiento obrero desde la segunda mitad del siglo XX, durante el debate mantenido con Pablo Iglesias y otros miembros e Podemos en el Congreso de los Diputados bajo un sugerente lema: “De Tangentopoli a la trama”, organizado por la formación morada.
El filósofo, profesor universitario y senador italiano ha dado la respuesta: “Me propongo criticar esa palabra (izquierda); es débil porque no expresa lo que se quiere, realmente: ser una fuerza antagonista de gobierno, no una mera alternativa. Una alternativa es estar ahora en la oposición, ahora en el gobierno…, es estar alternativamente en el poder. Esa es la cuestión”, ha dicho de forma clara y directa.
En su opinión, esa opción, la alternativa, es ciertamente cómoda, incluso cuando se está en la oposición. “Se puede hablar, se puede protestar…, pero todo se queda ahí. La clave está en la transformación”, ha sostenido Tronti. Y, evidentemente, siendo una simple alternativa esa transformación no se consigue.
“Creo que ese es el paso que ha dado Podemos”, ha sentenciado. Es decir, proponer, aportar por ser una izquierda antagonista con vocación real de transformación. Unas palabras que, sin duda, han agradado a la audiencia, sobre todo por la definición que ha hecho sobre la formación morada: “Hay que hacer una reflexión (en Italia y en Europa) sobre vuestra experiencia; habéis englobado un espacio a la izquierda del partido socialista, mientras que en Italia la izquierda al Partido Democrático – la formación por la que es senador en Lombardía - está muy fragmentada”.
El debate se ha planteado desde una cierta altura intelectual, con incontables referencias a autores, clásico u modernos, sobre la teoría política y, especialmente, los movimientos de izquierdas. Sobre todo en estos momentos en los que, a juicio tanto de Tronti como de Pablo Iglesias y otros intervinientes, el capitalismo se ha trasformado”.
A la cita han asistido la portavoz del grupo parlamentario de Podemos en la Cámara baja, Irene Montero, que ha actuado de moderadora, y una “fila cero” para intervenir en el debate integrada, entre otros, por la directora de Público, Ana Pardo de Vera, el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero, Marcelo Expósito, miembro de la Mesa del Congreso de los Diputados, Raimundo Viejo, de En Comú Podem, y Andrés Gil, de eldiario.es.
En la apertura del debate Pablo Iglesias ha requerido a su invitado a reflexionar sobre la experiencia del fenómeno denominado “tangentopoli” que supuso a principios de los años noventa la caída del régimen político italiano surgido tras la II Guerra Mundial. “Se puso en evidencia que había una relación orgánica entre el poder y el dinero”, ha explicado Iglesias, quien ha denunciado un paralelismo con lo que ocurre en estos tiempo en España.
Pero el líder de Podemos, que se desenvuelve como pez en el agua en los debates en torno a la teoría política y la evolución del concepto de izquierda, ha estimulado al pensador italiano para analizar el devenir de los movimientos de izquierdas y sus fundamentos de cara al futuro en una situación, ha dicho, “que evoluciona constantemente”. Y se ha interesado por conocer cuál es “el legado del movimiento obrerista”, del que Tronti es un gran experto.
El pensador italiano ha hecho una extensa reflexión en la que ha tratado diversos asuntos, pero ha hecho hincapié en la transformación que ha sufrido el capitalismo industrial. “Fue sustituido – ha explicado - para evitar el mal que lelvaba dentro, que no era otro que la revuelta antagonista del obrero… (el capitalismo) se ha superado a sí mismo, ha adoptado otra forma en la que no hay amenaza obrera”, ha cocluido.
Ante esa evidencia, Tronti defiende la validad de la izquierda, siempre que sea antagonista al poder y con capacidad de afrontar los peligros con los que se enfrenta en la actualidad: la antipolítica – término que prefiere al de populismo – y la nueva forma que toma el capitalismo. La crisis económica y fenómenos particulares como el que originó la caída del viejo régimen italiano – con la intervención decidida de la magistratura milanesa - han derivado “en movimientos de las masas contra la política”.
Las consecuencias se han plasmado con situaciones que han alumbrado a Trump, Le Pen, el Movimiento 5 Estrellas en Italia – antes Berlusconi – o incluso también Macron. “Deben ser desconocidos en la política, venir del mundo económico, sin pertenencia a partidos; se tiene más confianza en un banquero o millonario que en un político”, ha afirmado.
Ante ese estado de cosas Tronti defiende “la necesidad de una izquierda porque la transformación del capitalismo industrial a uno de mercado, de las finanzas ha entrado junto a esta larga crisis desde 2007 y 2008 en toda Europa; eso ha transformado a los países; ya no hay un gran antagonismo de clase, se ha creado una sociedad fragmentada. En esa “tercera sociedad” están los obreros olvidados, marginados, abandonados a su suerte como en Detroit, Turín y otras ciudades industriales. Plasman su indignación en un contenedor que…, es de derechas. Debemos devolverlos a la izquierda, hay que politizar el debate”.
En su opinión, hay que hacer populismo de izquierdas en el sentido de que hay que alejarla el elitismo en el que ha caído. Propongo pasar de una izquierda de los derechos a una izquierda de las necesidades. Con la izquierda elitista se gana en el centro de las ciudades y se pierden las periferias de marginación donde está nuestra gente”·.
En esa línea Pablo Iglesias, e la recta final del debate, ha reiterado una de sus ideas clave: “Hay que ocupar espacios de poder para poder transformar los que sean. Hay que ser más que los malos…, para tener a Dios de nuestra parte”, ha insistido en tono irónico.
Por su parte, Mario Tronti, tras dos horas de sesión, ha concluido que para hacer frente a la situación actual y al populismo – de derechas – “la figura del revolucionario, visto como actor ideológico, debe volverse realista. Yo voy predicando que hay que hacer la revolución con realismo. La política es compleja: tiene dos piernas, el conflicto y la mediación. Si vas solo con una te caes”.
Con todo, ha trasladado una advertencia pesimista: su convicción de que “volverá la edad de los grandes conflictos el siglo XX que se creían superados; y lo hará de forma trágica”. A modo de antídoto ha comentado que “un buen pesimismo y un buen realismo nos hace bien”, pero ha matizado: “La esperanza debe ser consciente”.