Decolonizar Europa desde Europa

Victor Hugo Pacheco Chávez
Libro reseñado: 
La bárbara Europa. Una mirada desde el postcolonialismo y la descolonialidad
Analectica
28/02/2017

Montserrat Galceran Huguet es una de las intelectuales que han aceptado el reto de asumir los postulados de la descolonialidad del poder desde un locus de enunciación que la sitúa, se podría pensar de una manera simple que en el norte global, sin embargo, es una realidad que España se inserta más bien en el sur global. Aun así el que esta autora retome el interés por el debate en torno a la colonialidad y descolonial desde Europa es algo ya de suyo importante. La autora se califica a sí misma como una pensadora que ha estado siempre en las filas de la retaguardia, como una pensadora que no hace parte del mainstream académico, empero, más allá de la modestia que muestra, eso no quiere decir que sea una de tantas personalidades que desde una pequeña posición toma la palabra y nos ofrece un buen trabajo de dialogo sur-sur.

Hay que empezar señalando que Montserrat Galceran Huguet no es cualquier filósofa, sino que tiene una amplía y consolidada carrera académica y política, además de ser una declarada militante marxista y feminista. Es una intelectual que asumiendo su compromiso social se ha comprometido con el difícil proceso de renovación política que vive España asumiendo algunos cargos públicos. Tampoco es casual que nos ofrezca este dialogo sur-sur ya que desde un tiempo a la fecha la autora ha estado reflexionando sobre las problemáticas de la colonialidad, no sólo a partir de dialogo constante que se puede sentir a lo largo del libro con una figura como Ramón Grosfoguel, sino también teorizando y difundiendo dicha teoría. Uno de los tempranos acercamientos de la autora a estas teorías, podemos recordar sin asegurar por ningún motivo que haya sido el primero, es el evento “La descolonización de la modernidad eurocéntrica: un diálogo entre América Latina y Europea”, realizado en mayo de 2007 en Universidad Complutense de Madrid. Son por lo menos diez años en los que Galceran ha estado en constante dialogo con estos temas.

El título del libro “La bárbara Europa” se posiciona con respecto a la manera bajo la cual las metrópolis miraron a sus colonias como lugares de gente bárbara, inculta, no civilizada, para hacer énfasis en la cuestión de que la barbarie es más bien aquella que la metrópoli misma realizó al subyugar a pueblos a los que les fue negada su legitimidad de autogobierno. El capítulo dos del libro trae un apartado en donde señala que no todos los ilustrados fueron o compartieron ese “lado oscuro de la ilustración”, sino que hubo quienes como Diderot se opusieron militantemente a esta manera en que Europa desplegó su proyecto civilizatorio a nivel mundial. Este interés me parece que enlaza con una preocupación, creo que legitima, que lleva a asegurar a la autora en el final del capítulo primero, lo siguiente:

Aunque la cultura capitalista, tal como se ha configurado, haya introducido el eurocentrismo en la estructura central de su narración, lo que podría explicar porque, incluso  cuando Europa y EEUU han perdido su dominio de la economía capitalista mundial, los valores de la cultura europea y americana mantienen el suyo, podríamos investigar si la recíproca no es verdadera, es decir, que aunque los valores capitalistas sean europeos, no todos los europeos son capitalistas. Si esto fuera verdad y despojados del supuesto de universalidad hegemónica del que antes hablábamos, tal vez podríamos rehacer una cultura europea descolonial para el siglo XXI. (Galceran, 2016: 65)

Me parece que Montserrat Galceran pone un punto realmente importante aquí, no esencializar lo europeo y poder pensar que no todas las personas nacidas o que viven en el norte y sur global ya de suyo comparten esa manera despectiva del proyecto capitalista. Lo que propone la autora me parece tiene cierta relación, con aquello el filósofo latinoamericano Bolívar Echeverría señaló en su momento, que no era lo mismo vivir en, que vivir para el capitalismo. (Echeverría, 2006) Así vivir en Europa no es ya estar entregado a priori a una manera de concebir al otro como inferior o carente de valor.

Una de las discusiones de gran relevancia que apunta la autora es, a mi parecer, un intento de establecer la genealogía y el esclarecimiento entre lo postcolonial y lo decolonial, cuestión que muchas veces pasa desapercibida y se toma como si fuera una simple continuación entre teorías del tercer mundo y su anclaje en la academia norteamericana. Montserrat Galceran se toma muy enserio el cuestionamiento sobre la continuidad entre ambas teorizaciones y establece algunos rasgos distintivos que me parece fundamentales para entender las diferencias de ambas teorizaciones. Para la autora hay dos diferencias fundamentales entre estas dos teorizaciones la primera se encontraría en una cuestión cronológica en relación al inicio de la modernidad, para los decoloniales el siglo XVI marca el surgimiento de la modernidad, mientras que para los postcoloniales se encuentra en el siglo XIX. El segundo punto, ligado al anterior, marca una situación en la cual el dominio, opresión y explotación de los distintos colonialismos hace imposible sostener un universalismo abstracto, lo cual nos induce a pensar en una pluridiversidad, El punto fuerte de distinción que implica las diferencias que Galcerán señala es que en la crítica postcolonial hindú no hay un cuestionamiento de la modernidad en cuanto tal. Ahí me parece que está el debate no sólo con la teoría postcolonial de la India, sino con otras maneras de posicionarse críticamente con el despliegue de la modernidad capitalista, ya que en todas las otras versiones críticas –llamémosles “modernidades coloniales”, a la Saurabh Dube (2004); “cuádruple ethos de la modernidad capitalista”, a la Bolívar Echeverría (2005); o “contramodernidad”, a la Hardt y Negri (2011)— de alguna manera no está puesta en cuestión la modernidad como tal sino sólo su relación con el capitalismo. La cuestión tampoco se salva rechazando la modernidad en bloque, pues justo ahí hay un debate que puede llegar a ser interesante y que en América Latina se ha mostrado entre los proyectos indianistas y las propuestas de autores como Aníbal Quijano (2014) y Enrique Dussel (2005) quienes a través de las nociones de “nudo arguediano”, el primero; o “transmodernidad”, el segundo; plantean cierta legitimidad del aspecto de liberación social de la modernidad al que no se debe renunciar.

Otro tema de gran interés es el del debate y posible dialogo entre marxismo, postcolonialidad y decolonialidad se encuentra en el posicionamiento sobre los límites eurocéntricos de Marx y, por supuesto, del mismo marxismo. Quizá en América Latina esta cuestión que ha hecho correr mucha tinta se ha tratado de zanjar a través de plantar el cambio de perspectiva que tendrá Marx alrededor de la década de 1870 cuando entre en discusión con los populistas rusos, mostrando con ello, que es el momento más claro en donde el filósofo de Traveris se aleja de una filosofía de la historia, lineal y homogénea, para plantear un desarrollo diferenciado del capitalismo. Sin embargo, esta no es una cuestión que se encuentre completamente resuelta. Para la autora un debate fuerte en este sentido lo podemos apreciar en el siempre cuestionado papel de Marx y su lectura del colonialismo en la India, tema que ha estado también en el centro de la discusión de dos obras recientes que tratan de posicionar al marxismo mostrando los límites de los autores postcoloniales, me refiero a Vivek Chibber (2013) y Gilbert Achcar (2016). Para estos autores la crítica de la visión orientalista de Marx estaría sustentada básicamente en una lectura superficial de los textos del filósofo de Traveris. Contrario a ellos Galceran no deja de llamar la atención sobre la falta de conocimiento de Marx sobre la India pero tampoco deja de señalar su inclinación por una visión en donde la revolución partirá de Europa y el proletariado será su agente. Quizá valga la pena acotar y decir que Galceran hace una sana distinción entre Marx y las derivaciones plenamente eurocéntricas de los marxismos de la socialdemocracia, del materialismo histórico, del marxismo-leninismo, etc. Aunque hay trabajos sugerentes en donde sin renunciar a Marx y al marxismo, y sin ocultar las críticas que se les puedan hacer por cierta veta eurocéntrica, han tratado de establecer un diálogo fructífero entre decolonialidad y marxismo. (Grüner, 2002 y 2010; Gandarilla, 2012)

La autora señala otros dos polos de discusión que son sumamente importantes para la cuestión postcolonial y decolonial la cual tienen que ver con los problemas de la identidad y la diferencia que es la cuestión de lo negro y de la cuestión de género. En ambas problemáticas se cruza de manera radical la negación de los principios universales ilustrados. Estas problemáticas se juegan, aunque no únicamente, en un terreno de la subjetividad en la cual los sujetos subalternos pueden ser seducidos por ciertos ideales de belleza y de normatividad que implica un control y dominio sobre los cuerpos.

El libro es un gran repaso por temas y corrientes que atraviesan los debates actuales sobre el postcolonialismo y la decolonialidad, un trabajo en el cual Galceran toma una fuerte postura contra la constitución colonial y la colonialidad europea. Si bien el dialogo Sur-Sur con América Latina, el Caribe y África, la India está muy bien delineado pienso que quizá en otro trabajo sería pertinente también trazar el debate con las perspectivas decoloniales que están surgiendo al interno de la misma Europa, me parece que uno de los interlocutores teóricos y políticos pueden ser actores como el Partido de los Indígenas de la Republica, que desde Francia tratan de posicionar una visión decolonial, especialmente el trabajo de Houria Bouteldja.

Me gustaría terminar mostrando la relevancia que Monserrat Galceran le otorga al análisis de las teorías postcoloniales y decoloniales

La relevancia política de estas cuestiones, y en especial de la crítica de la indiscutida hegemonía cultural europea, se manifiesta doblemente en nuestra época: se expresa en la necesidad de analizar globalmente un mundo en el que las exigencias de justicia y reparación se hacen oír en muy diversos contextos; un mundo en el que todas las poblaciones estamos interrelacionadas de modo que acontecimientos en lugares remotos producen sus efectos en nuestro entorno inmediato. Una extrema conectividad y la rapidez con que viajan informaciones y personas derriban las fronteras protectoras de otros tiempos. (Galceran, 2016: 359)

Bibliografía

Achcar, Gilbert (2016), Marxismo, orientalismo, cosmpolitismo, Barcelona, Edicines Bellatierra.
Chibber, Vivek (2013), Postcolonial Theory and the Specter of Capital, London, Verso.
Dube, Saurabh (2004), “Introducción. Cuestiones acerca de las modernidades coloniales”, en Saurabh Dube, Ishita Banerjee Dube y Walter D. Mignolo (Coords.), Modernidades coloniales: otros pasados, historias presentes, México, El Colegio de México.
Dussel, Enrique (2005), “Transmodernidad e interculturalidad. (Interpretación desde la filosofía de la liberación)”, en http://red.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/biblioteca/090514.pdf
Echeverría, Bolívar (2005), Las ilusiones de la modernidad, Quito, Tramasocial.
————————– (2006), Vuelta de siglo, México, ERA.
Gandarilla Salgado, José G. (2012), Asedis a la totalidad. Poder y política desde un encare decolonial, México, UAM-I/Anthropos.
Galceran Huguet, Mnserrat (2016), La bárbara Europa. Una mirada desde el postcolonialismo y la decolonialidad, España, Traficantes de sueño.
Grüner, Eduardo (2002), El fin de las pequeñas historias, Argentina, Paidós.
———————- (2010), La oscuridad y las luces: capitalismo, cultura y revolución, Argentina, Edhasa.
Hardt, Michel; y Antoni Negri (2011), Commonwealth. El proyecto de una revolución del común, Madrid, Akal.
Quijano, Aníbal, “Estética de la utopía”, en Aníbal Quijano. Cuestiones y hrizontes. De la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder. Antología esencial, Buenos Aires, CLACSO.