Eduardo Galeano nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940 en el seno de una familia católica de clase media. Hijo de un empleado público y de una gerente de librería, Galeano fue criado en un ambiente de profundas convicciones católicas. Incluso, cuando tenía ocho o nueve años, sostuvo que quería ser santo: «Tuve una infancia muy mística; pero no me fue bien con la santidad».<BR><BR>Galeano tiene una larga carrera tanto en el plano personal como en el profesional. Con tan sólo trece años empezó a publicar caricaturas para el diario El Sol, un periódico socialista en Uruguay, bajo el pseudónimo de «Gius» por la dificultosa pronunciación en castellano de su primer apellido (Hughes).<BR><BR>Desde muy joven empezó a trabajar; fue obrero en una fábrica de insecticidas, recaudador, pintor de carteles, mensajero, mecanógrafo, cajero de banco y editor.<BR><BR>En la década de los setenta un grupo derechista militar en Uruguay lo encarceló. Por esta causa se marchó a Argentina. Sin embargo allí ocurrió lo mismo. El régimen de Videla tomó el poder tras un sangriento golpe militar y su nombre fue agregado a la lista de aquellos condenados por los escuadrones de la muerte. Días y noches de amor y de guerra, se enmarca en los días de la dictadura en Argentina y Uruguay.<BR><BR>En esta ocasión se exilió en Cataluña, en Calella, al norte de Barcelona donde publicó en revistas españolas y colaboró con una radio alemana y un canal de televisión mexicano. En este período escribe su famosa y premiada trilogía Memoria del fuego.<BR><BR>Con todo, la obra de Galeano no es lo único importante. Vinculado a causas políticas y defensor de la ideología de izquierdas, recuerda cuando siendo miembro de la juventud socialista iba de pueblo en pueblo a hablar de socialismo ante la mirada atónita de aquellos pocos que se paraban a escucharle.<BR><BR>Galeano sigue abogando por las ideas que condenan el neoliberalismo y sigue apostando por un socialismo real. Insiste en la crítica situación en la que se encuentra Latinoamérica, sobre todo entre las nuevas generaciones que no creen en la democracia. Según Galeano, cuando un gobierno adopta soluciones que comprometen a diferentes generaciones, tiene la obligación de consultar el pueblo, porque son soluciones que tendrán repercusiones durante mucho tiempo.<BR><BR>Muy vinculado a este tema, Galeano, comprometido con la causa ecológica, ha arremetido en numerosas ocasiones contra la producción industrial de celulosa en su país y contra el gobierno de Tabaré Vázquez quien según él: «Ha convertido a Uruguay en un centro mundial de producción de celulosa», con las devastadoras consecuencias ecológicas que ello conlleva, pero: «La gente prefiere morir de contaminación que morir de hambre».<BR><BR>Galeano también ha hablado sobre la inmigración diciendo que las fronteras se cierran al paso de las personas pero se abren paso del dinero y de las mercancías.<BR><BR>Sin duda, una de las facetas más conocidas de Galeano es su pasión por el fútbol, reflejada en su libro Fútbol a sol y sombra, se lamenta de que los intelectuales no hayan sabido captar su verdadero significado y de que siempre se haya creído que el fútbol atrofia la conciencia del pueblo y le impide pensar con la cabeza. El propio autor reconoce que de niño quiso (como todos los uruguayos) ser jugador de fútbol, pero que por su absoluta falta de talento, no tuvo más remedio que hacerse escritor.<BR><BR>En 1985 regresó a Uruguay. Actualmente, tras haber superado una operación en el año 2007, reside en Montevideo. Uno de los lugares que le gusta frecuentar es el café El Brasileiro; además dirige su editorial El Chanchito.<BR><BR>En su obra se han basado otros personajes como el cantautor Joan Manuel Serrat, que ha tomado fragmentos de su obra. El relato La noche, sirvió de inspiración a Serrat para su canción Secreta mujer.<BR><BR>En Galeano conviven el periodismo, el ensayo y la narrativa, pero será sobre todo reconocido como un cronista certero y valiente que recuerda el pasado para analizar el futuro que estamos dejando.<BR>De trato cordial y perpetuo buen humor, cree que el mejor de sus días «Es aquel que debe todavía estar por venir».<BR><BR>Palabras al recibir el premio Manuel Vazquez Montalbán