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Desde que la guerrilla iniciara sus primeros movimientos en la península, el discurso franquista mantuvo siempre el paralelismo entre la figura del guerrillero y la del delincuente tradicional, atribuyendo de este modo al primero características propias y exclusivas del segundo. Se buscaba, con esto, crear confusión en la sociedad en detrimento del verdadero valor y significado de la lucha guerrillera, negando el carácter político y militar de los enfrentamientos. Tras la muerte del dictador Francisco Franco, las sucesivas investigaciones de los historiadores y las aportaciones de los testimonios vivos de los protagonistas de aquellos años de lucha antifascista, han contribuido a superar la identificación del guerrillero como atracador y bandido reconociendo a los componentes de las diferentes agrupaciones guerrilleras, repartidas por la geografía española, como continuadores de la lucha que se inició como consecuencia de la sublevación militar de julio de 1936. José Montorio, el Chaval, autor de Cordillera Ibérica, recuerdos y olvidos de un guerrillero, contribuye y nos sumerge en los entresijos de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, de la que fue miembro, transmitiéndonos las glorias y miserias de aquellos hombres y mujeres que se ?echaban al monte? en una España que todavía hoy imaginamos gris.