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Durante la Primera Guerra Mundial, el antropólogo Bronislaw Malinowski quedó retenido, muy a su pesar, en las islas Trobriand, en la costa oriental de Nueva Guinea. Esta desgraciada circunstancia le ofreció, sin embargo, la oportunidad de convivir una larga temporada con los nativos, aprender su lengua, participar en su vida cotidiana, y lo que es más importante: revolucionar por completo la disciplina de la antropología mediante la invención de una metodología de trabajo de campo radicalmente nueva. Fue por tanto gracias a esta imposición del destino que Malinowski pasó a convertirse en el padre en la antropología social contemporánea y en una de las figuras intelectuales más importantes del siglo XX.
Durante ese tiempo en las Islas Trobiand, comenzó las investigaciones que le llevarían a la redacción de este libro, un verdadero clásico de las humanidades inexplicablemente inédito hasta ahora en nuestro país. Se ocupó de estudiar la relación de los nativos con la sexualidad, el erotismo, el incesto, la represión, el poder y la paternidad. Para ello se acercó a las propuestas del psicoanálisis, que en aquellas fechas popularizaba Freud en Europa, pero llegó a conclusiones muy distintas: fue capaz de demostrar de forma científica que el complejo de Edipo no es universal y no se da en todo tipo de sociedades, lo que supone un desafío al dogma principal de la teoría psicoanalítica, que hace de este complejo el origen y el principio creador de la cultura, la religión, la ley y la moral. Por supuesto, las consecuencias políticas de esta interpretación son fundamentales: la sociedad y el individuo construidos sobre el complejo y la represión no son los únicos posibles ni los únicos deseables. El resultado es un libro excepcional y brillante, revolucionario cuando se publicó por primera vez y que se ha convertido en una obra de referencia en el ámbito de la antropología y la psicología del sexo.