l fantasma de Hoppers recoge por primera vez las nuevas aventuras de Maggie Chascarrillo, previamente serializadas en Love and Rockets, y representa la esperadísima continuación de Locas de Jaime Hernández. El fantasma de Hoppers se inicia con la recién divorciada Maggie trabajando como responsable del famoso edificio de apartamentos Capri, en el corazón del Valle de San Fernando, donde los perros deambulan por sus paseos imaginarios de noche, todos los aparatos de aire acondicionado se rompen, y el piscina vacía está cubierta de moscas. Como si los excéntricos, no fuesen lo suficientemente raros, Maggie hospeda a Izzy Ortiz, una vieja amiga, la cual perturba la situación con sus frecuentes crisis nerviosas, gritos nocturnos y su obsesión por espantar a las moscas (¡a veces con un cuchillo!). Cuando Izzy hace su aparición como invitada en un programa de cable local para promocionar de su libro, Maggie conoce a la voluptuosa Vivian ?la Ranita," una bomba curvilínea, con una voz de rana que es despreciada por Hopey (quien durante mucho tiempo ha sido ahora sí, ahora no, la novia de Maggie, y en la actualidad es camarera ostentando un parche en el ojo tras uno de los altercados previos de Vivian rompiendo botellas). Maggie se ve arrastrada por la vida de peleas azarosas de Vivian, su conexión con la mafia, su acosador ex-novio blandiendo cuchillos y su novia violentamente celosa. Con el tiempo Maggie y Vivian mantienen un romance difícil y reluctante y cuando parten rumbo a Hoppers para recuperar un objeto de arte robado a Izzy, reciben mucho más de lo que esperaban.
EL FANTASMA DE HOPPERS
AUTOR/A
HERNÁNDEZ, JAIME
Jaime Hernandez nació en 1959 en Oxnard, California, donde creció en compañía de su hermana y sus cuatro hermanos, en el seno de una familia de inmigrantes mexicanos. El interés por los cómics le fue transmitido por la afición lectora de su madre, que le descubrió la obra de autores hoy clásicos como Jack Kirby o Steve Ditko y las tiras de prensa Archie y Peanuts. La revista Mad le abrió los ojos a lo satírico, pero la verdadera revolución interna le llegó cuando uno de sus hermanos trajo a casa un ejemplar de Zap Comix, la mítica revista de Robert Crumb. A esa atracción por el cómic underground se sumaría la eclosión en Los Angeles, a finales de los años setenta, de una escena punk rock que iba a impregnar los guiones y los dibujos de Jaime de ideales anárquicos y referencias populares, todo ello incorporado a un microcosmos de personajes realistas y definidos más allá de cualquier cliché. En 1981, junto a sus hermanos Beto y Mario, fundó la revista Love & Rockets, un soporte amateur en el que publicar sus historietas que al año siguiente pasaría a formar parte del soberbio catálogo de la editorial Fantagraphics. Desde entonces, Jaime ha ido desarrollando el universo de Locas y cosechando multitud de premios en todo el mundo.<BR>