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En las situaciones de crisis de régimen resulta posible ver y pensar cosas que resultan invisibles en las situaciones ordinarias. No es de extrañar que la filosofía cobre un papel especialmente destacado en las situaciones en las que parte de las convicciones más sólidas se erosionan. Estos son los momentos en los que es posible ver hasta qué punto hay grandes batallas (teóricas y políticas) que se libran en ese espacio misterioso en el que se ponen las palabras a las cosas, en «el lugar de los poetas».
La reflexión respecto al problema del poder que emana del nombrar ha cobrado en las últimas décadas la forma de una reflexión sobre el populismo o sobre los significantes vacíos. Sin embargo, este es ya el problema de la Crítica del juicio de Kant; a partir de ahí, el problema ha ido ocupando de un modo creciente el corazón mismo de la historia de la filosofía: Schiller, todo el Romanticismo, Nietzsche, Freud e incluso los principales autores marxistas del siglo XX que, de u modo u otro, se vieron obligados a desplazar el centro de sus investigaciones hacia el terreno de la estética (Lukács, Gramsci, Marcuse?).
El lugar de los poetas pretende ser un recorrido crítico y ameno por ese hilo conductor que recorre la historia de la filosofía al menos desde la Ilustración y que, sin embargo, sólo aflora en las situaciones de crisis de régimen como la que vivimos.