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El Compendio de sociología de Georges Palante, primero de los publicados en Francia, tenía trampa. Se presentaba como una panorámica completa y ecuánime de los principales hallazgos de la nueva ciencia, pero en realidad pretendía sabotearla desde dentro. Otros sociólogos, los que hoy recordamos como padres fundadores, querían ponerla al servicio de la sociedad, de una clase social, de una élite. Siempre de un colectivo. Georges Palante quería ponerla al servicio del individuo. Siempre contra la sociedad.
Marginado en su día por la academia, prácticamente olvidado hoy, Georges Palante todavía tiene muchas cosas que decirnos sobre el momento fundacional de la sociología francesa, y muchos trucos sucios que enseñarnos para que fracasemos con elegancia en nuestra propia lucha tragicómica contra la sociedad que nos conforma y, al mismo tiempo, nos repele.