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En septiembre de 1973 era desarticulado el MIL. Sin embargo, aquella razzia no acabó con el movimiento autónomo armado sino que lo reforzó. Las acciones para intentar evitar la ejecución de Puig Antich, primero, y las que se realizaron, una vez realizada ésta, para dar rienda suelta a la rabia acumulada, se extendieron como una mancha de aceite. Y con ellas la actividad de los grupos autónomos.
En poco tiempo se pasó de luchar contra una dictadura fascista a hacerlo contra una democracia capitalista y monárquica. Fue una lucha que duró poco más de diez años, hasta que en 1984 se desmantelaron los últimos de aquellos grupos. Este libro nos acerca a los jóvenes que formaron parte de los grupos autónomos que se rebelaron ante la gran mentira llamada «transición democrática».