El sistema educativo -junto a la familia, el ambiente, los medios de comunicación, etc.- contribuye a que las niñas adopten un papel pasivo, interioricen un segundo lugar en la sociedad, acepten la marginación a la que todo las empuja. Y ello ya desde la escuela infantil, es decir, desde los primeros años de una educación que tiende a devaluar todas las actividades consideradas femeninas. Sin embargo, maestros y maestras creen que no se ejerce ya en la escuela ninguna forma de discriminación, y esto ocurre porque los elementos discriminatorios que siguen vigentes no son visibles de un modo directo; quedan ocultos precisamente porque son tan patentes que han adquirido carta de naturaleza, aparecen como hechos y comportamientos «normales». De aquí la gran dificultad para llegar a su identificación. El presente libro nos permite conocer las investigaciones y la línea de reflexión ya consolidadas sobre las formas de discriminación sexista, clasista y racista que se ocultan en el sistema de educación actual.