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La rebelión de los siervos es mucho más que una novela corta: es un grito de denuncia, una proclama libertaria y un manifiesto narrativo contra la injusticia social. El texto encarna la convicción de que la literatura puede ser un arma para organizar la rabia y forjar la utopía. Ambientada en un cortijo andaluz, la historia sigue a Manuel, un campesino autodidacta que, armado con libros y dignidad, se alza contra la explotación de los terratenientes. Junto a personajes memorables como Carmencilla, símbolo trágico de la resistencia femenina, Montseny traza una potente alegoría de la lucha obrera, la emancipación de la mujer y la revolución social.
Con un estilo directo y apasionado, esta novela se inscribe en la tradición de la literatura proletaria y se hermana con relatos como El mexicano de Jack London. Su mensaje sigue interpelando al lector desde la ética de la resistencia.



