Si Jim Dodge es hoy un autor de culto fundamentalmente reconocido por sus novelas, su primera pasión fue la poesía. Tras muchos años publicando anónimamente y leyendo en recitales a lo largo de la costa del Pacífico, decidió dar salida a este material en plaquettes y pequeñas ediciones de reducida distribución. Lluvia sobre el río reúne toda esa poesía y prosa breve 'los únicos textos del autor que no se habían traducido hasta ahora al castellano' atravesada por la misma musicalidad y potencia imaginativa que su mejor prosa narrativa. Una sensibilidad para el detalle y una paleta emocional que contrasta con momentos de salvaje y whitmaniana celebración vital, «como estar, en palabras de Thomas Pynchon, «en una eterna fiesta celebrando todo aquello que de verdad importa.