En una época marcada por los intentos frustrados de transformación social, y desde un afecto de desesperanza y cancelación del futuro, proliferan discursos que acusan a la izquierda de haber abandonado a la clase trabajadora y desatendido la politización de la cuestión social. La lucha de clases, los problemas económicos y las preocupaciones materiales habrían sido sustituidas por las políticas de la identidad y las luchas por el reconocimiento. Se señala una complicidad entre la llamada ?izquierda cultural? y el neoliberalismo. Y quienes han quedado excluidos de esta alianza progre reciben el nombre de los olvidados, los perdedores de la globalización, quienes quedaron en los márgenes en la América desindustrializada del Detroit, en la Francia periférica, en la España vacía o en la Inglaterra rural. Este ensayo se propone atender a la coartada reaccionaria que se esconde tras estos planteamientos. Los olvidados son presentados como una imagen en la que parece vivir aun cierta pureza y evidencia proletaria. Pero se trata de una superficie de inscripción de odios y resentimientos. Contrario a este conser