Siendo nombrada embajadora en Suecia durante la II República, Isabel Oyarzábal coincidió en Estocolmo con Alexandra Kollontai, entonces embajadora de la Unión Soviética, y ambas entablaron una gran amistad. Según cuenta la autora en el capítulo IX, Rusia entró en el siglo XX como un país feudal y atrasado en el que pronto proliferaron las huelgas, las manifestaciones de los trabajadores y los motines, todo lo cual desembocó en la Revolución de 1917 que derrumbó el antiguo régimen del zar. Tras la instauración del nuevo gobierno pocas mujeres jugaron un rol prominente en los órganos de decisión del partido y, entre estas pocas, destacó la figura de Alexandra Kollontai. Uno de los logros iniciales de la revolución rusa fue la igualdad de género a nivel político, sexual y económico. Las mujeres consiguieron el derecho al voto y la unificación del salario, el matrimonio fue concebido por ley como una relación voluntaria, se eliminaron las distinciones entre hijos legítimos e ilegítimos se estableció la libertad del divorcio y el aborto libre y gratuito. En todo ello Alexandra Kollontai tuvo un protagonismo que queda patente en este apasionante libro, que a su vez transita por los convulsos acontecimientos de la Europa del siglo XX.
MIS RECUERDOS DE ALEXANDRA KOLLONTAI
AUTOR/A
KOLLONTAI, ALEXANDRA
Alexandra Kollontai nació en San Petersburgo en 1872 en el seno de una familia acomodada y liberal. Desde muy joven se interesó por el marxismo, estudiando Historia del Trabajo en Zúrich. En 1899 se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. Tras la publicación de su artículo Finlandia y el socialismo , sufrió el exilio. Ello no le impidió su participación en los acontecimientos revolucionarios de 1905 y, tras el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917, regresó a Rusia donde fue elegida miembro del Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado. Formó parte de sector femenino de Partido Bolchevique, siendo la primera mujer que participó en un gobierno y también la primera mujer embajadora de la historia. Pero si por algo destaca es por su aportación teórica y práctica a la lucha inseparable por el socialismo y la igualdad de la mujer. entre sus obras destacan La emancipación de la mujer, Sociedad y maternidad y La clase obrera y la nueva moral. Murió en Moscú en 1952.