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Daniel Esteban Pittuelli narra su experiencia como prisionero político de la última dictadura militar en Argentina, ?como testigo de una pequeña historia que, junto a millares de otras, conformaron una gran tragedia?. Un testimonio vital para la tarea imprescindible de seguir hablando de aquellos años, porque, como dice Nora Cortiñas en el prólogo: ?Ni olvido, ni perdón, ni reconciliación?. ?A la noche, cuando apagaban la luz, era el momento más terrible: cada uno se quedaba solo con sus miedos, sus angustias y sus recuerdos. Para aliviar esa instancia decidimos contar cada noche una película. Eso ayudaba a tener la mente ocupada y, de a poco, nos íbamos durmiendo. De una forma u otra, todas las noches, durante los largos meses que estuvimos en la celda 4, siempre hubo alguien que contó una película, ayudándonos de esa manera a aliviar nuestra angustia y a conciliar el sueño?.