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Filósofos y sofistas jugaron un papel fundamental en la educación de los griegos, en su habitar político y cotidiano, pero la distinción entre unos y otros no es visible a primera vista. Extraños y semejantes, semejantes y extraños, Platón retrata a los sofistas como oradores astutos y hábiles en el manejo de la palabra; seductores por excelencia que se preocupan más por la persuasión que por la verdad. Frente a ellos, los filósofos debieron explicar por qué la suya se trataba de una nueva vocación que no debía confundirse con la sofística. Este libro recoge una serie de aportaciones que buscan dar cuenta de cómo Platón dibujó a los sofistas. Esta obra muestra los des(encuentros) entre ambas formas de discurso, de estas dos maneras de pensar y habitar el mundo. Dar cuenta de los avatares del nacimiento de la filosofía y de los combates argumentales, éticos y políticos que tuvieron lugar para que cada uno de estos discursos pudiera situarse en el lugar que le correspondía.