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Por nuestra Perestroika traza un momento intenso de la adolescencia de Martín a finales de los años ochenta en Nueva Atlántida, un archipiélago abandonado a su suerte y sin embargo, y muy a pesar de sus habitantes, en el centro de un conflicto que la sobrepasa: la Guerra Fría.
Para Martín y sus compañeros, los arduos estudios en el instituto Tesla son la mejor forma de ?esquivar el Servicio Militar y la guerra en Angola, Somalia o Sudán?. En este establecimiento, de férrea exigencia académica y también ?ética? ?es decir, de minucioso respeto al Proceso que vive la nación desde hace casi treinta años?, Martín y sus amigos, que deciden formar un grupo de rock, aprenden y crean, o tratan de crear, bajo la espada de Damocles de un poder que se manifiesta a través de múltiples personajes que no son lo que parecen. Como en El Proceso de Kafka, el protagonista de esta novela, un joven como tantos otros, obsesionado con el sexo y la música, de ambiciones artísticas en desfase con el compromiso que las autoridades insulares esperan, está condenado, como sus amigos y conocidos, a un juicio constante ?o a una multitud de juicios? que no entiende del todo.
Aquí confluyen la historia de la formación de un artista y la de un momento histórico importante del siglo XX vivido desde dentro. En pleno desmoronamiento del bloque soviético un joven descubre el sexo, el desamor, la dolorosa amistad, la naturaleza de la verdadera creación. El humor y la ironía de los personajes son las formas en que la vida se defiende del poder que la cerca. A medias aguas entre un ?él? autobiográfico ?a la manera de Coetzee? y un ?ellos? que encierra un ?nosotros? histórico, esta novela chispeante y rica en matices, nos lleva de la mano por el aprendizaje de la vida, que es también ?parece decirnos Suárez? el de la rebeldía.