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Demuéstrame que hace falta que la cultura sea regulada. Demuéstrame que produce un bien. Y mientras no puedas demostrarme estas dos cosas que tus abogados no se acerquen. Extraña afirmación para una utor, que es un reconocido abogado. Con esta retadora invitación termina Lessig este libro, llamado a convertirse en un clásico manual de guerrilla contra el reiterado victimismo de la industria cultural frente al problema de la llamada "pirateria". En estas páginas, se describe un recorrido histórico singular que está transformando el antiguo régimen de la cultura (libre), en el que la práctica totlidad de los conocimientos y de los bienes culturales estaban disponibles para animar nuevas innovaciones, a una cultura del permiso y de la restricción. Efectivamente, la innovación cultural y la creatividad se ven amenazadas por limitaciones cada vez más severas: alargamiento temporal de los derechos de autor, extensión de la necesidad de permisos para un amyor número de usos de las obras creativas, multiplicación de las sanciones y penas por violaciones menores de las leyes de propiedad intelectual, criminalización de las redes de intercambio p2p... Restricciones que se aplican a todos los creadores, exceptuando, claro está, aquellos grupos mediáticos que poseen suficientes recursos y derechos como para hacerlos valer frente a sus competidores. En definitiva, "Por una cultura libre" es un alegato a favor de la libertad de crear frente a la imposición de monopolios de uso sobre nuestro patrimonio cultural.