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Émile Jaques-Dalcroze, pedagogo musical suizo, fue uno de los primeros en utilizar el movimiento corporal como un medio para enseñar música, desarrollando un método llamado Rítmica. Este método se basa en tener primero una vivencia sonora experimentando emociones a través del cuerpo, para pasar después al aprendizaje de la música mediante el razonamiento.
En el Conservatorio de Música de Ginebra comenzó a crear una serie de ejercicios para paliar la arritmia que encontró en sus alumnos, y a trabajar en un aula muy espaciosa con espejos en las paredes. A sus alumnos, futuros músicos, actores o cantantes, que estaban acostumbrados a recibir clases sentados, los hizo poner de pie y trabajar descalzos, para que pudieran desplazarse con comodidad al ritmo de las melodías que él mismo interpretaba al piano. Les hacía experimentar, empleando el cuerpo como instrumento musical primario, el control de sus energías en el tiempo y en el espacio.
La Rítmica consiste en interrelacionar los movimientos del cuerpo y los ritmos de la música con la capacidad de imaginación y reflexión.
Rítmica y creación nos acerca las propuestas de Émile Jaques-Dalcroze, para descubrir y entender la música y la expresión corporal, tanto física como emocionalmente.