Para envío
Si usted ama el fin del mundo, amará Salamandra.
Si usted niega, teme, desdeña o acepta resignadamente el fin del mundo, ignorará Salamandra, la revista más inactual, esporádica, desesperanzada y utopista del mundo.
Tanto, tanto, que se permite el lujo de (casi) obviar olímpicamente a la bicha, aunque no (del todo)
a sus circunstancias. Que son las del fin del mundo, antes, ahora, después. Y el principio tal vez del que deseamos y soñamos.
Para ello el Grupo surrealista de Madrid se complace en presentar, tras una larga espera de 6 años, el flamante e intratable número 23-24, que sin falsas modestias, vergüenzas y miedos-al-qué-dirán alcanza con toda la intemperancia más excesiva, irresponsable y escandalosa las 464 páginas, pues lo que no mata engorda. ¿O era que te hacía más fuerte? En
cualquier caso, 464 páginas repletas de críticas, análisis, debates colectivos, invectivas, soflamas y declaraciones de guerra contra el fetichismo de la no-realidad y todos los comas inducidos, mitos y visiones para forzar la mano del destino, juegos y experiencias del comunismo del genio y de la exterioridad para que lo sensible no muera ni se momifique, utopías proféticas y a la pata llana, documentos verídicos del Laboratorio de lo Imaginario que demuestran que la creatividad existe, la poesía por otros medios y los poemas, y las
reseñas de los libros más insidiosos jamás publicados.