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¿Qué es estar encerrado, dentro o fuera, privado de libertad en estos tiempos de pandemia y confinamiento? ¿Qué supone tener un salario, un trabajo 'digno'? ¿Son las exigencias punitivistas ("que los encarcelen") una consigna que los movimientos sociales como los feminismos pueden enarbolar? En este demoledor ensayo de estilo directo y franco, la reflexión sobre la cárcel y su función social permite a la polémica, provocadora y multifacética L. Silvestri interpelar e impugnar el pensamiento progre y sus inconsistencias.
"Así como nos acomodamos a lo intolerable, analizar las condiciones que han llevado a alguien a realizar lo que se realiza, lo que podría haber hecho quien lee estas letras si estuviera en la misma circunstancia, eso pasó de moda, porque «lo personal es político» ahora quiere decir que el Estado, materno, y su policía del cuidado, te protege con perspectiva de género de los males del mundo".
"Se reserva en nuestro pensamiento el destino del encarcelamiento a personas malas, malhechores, gente que hace mal y por ende merece ser sustraída y retirada de la población civil, donde todo funciona armónicamente, y donde nadie hace mal, y donde la presencia de los malhechores podría redundar en contagio o la ruptura de esa paz civil que se debe defender a como dé lugar. Nada de cuestionar la existencia y necesidad de la prisión, de cuestionar la existencia del trabajo y de la tipificación estigmatizante y la patologización, nada de objetar el pacto social que cree que el único individuo deseable es aquel que baja la cabeza y en medio de una pandemia y sin chistar sale a poner el cuerpo a la economía es decir a los problemas de las personas con yate y casa de veraneo."