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El 21 de octubre de 1975, apenas unos días antes de morir asesinado, Pier Paolo Pasolini participó en una conferencia en la ciudad de Lecce sobre las culturas y lenguas minoritarias de Italia, en lo que sería su última intervención pública. Dialogando con profesores y estudiantes de instituto, Pasolini discute sus dudas y preguntas desplegando los motivos principales de su herejía desesperada: el genocidio consumista, el trágico destino de los dialectos italianos, el rol de la escuela y la paradoja de la desescolarización, la censura y la tolerancia, o el conformismo de la figura emergente del nuevo clérigo progresista.
Vulgar lengua recoge, por primera vez en castellano, la transcripción del debate, y contiene, además, el prólogo de la edición original escrito por el organizador del encuentro, Antonio Piromalli, así como un apéndice fotográfico que ilustra la jornada de Pasolini en la Grecìa, zona de la provincia de Lecce donde se conserva el dialecto griko o grecánico.
«Todo lo que ha hecho el capitalismo hasta hace diez años, es decir, la centralización cléricofascista, no ha hecho un solo rasguño a la diversidad cultural de los italianos. Antropológicamente, un siciliano era un siciliano, un albanés era un albanés y un friulano era un friulano. Nada los había transformado. La llegada de la cultura de masas, de los mass media, de la televisión, del nuevo tipo de escuela, del nuevo tipo de información y, sobre todo, de las nuevas infraestructuras, es decir, el consumismo, ha llevado a cabo una aculturación, una centralización que ningún gobierno que se declarara centralista había conseguido jamás. El consumismo, que se declara tolerante, abierto a la posibilidad de una descentralización, es, por el contrario, terriblemente centralista. Ha conseguido perpetrar ese genocidio que el capitalismo perpetró en Francia o en Inglaterra tal vez ya en tiempos de Marx, y del que hablara el propio Marx».