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La independencia política de las antiguas colonias de España y Portugal en Centro y Sudamérica no fue seguida por una emancipación de las comunidades indígenas. Aunque la retórica nacionalista celebró la preponderancia de la nueva raza «mestiza» frente al antiguo colonizador europeo, el sistema de explotación socioeconómica y discriminación racista no se modificó, y se ha mantenido hasta nuestros días incluso en países donde la población indígena es mayoritaria. En países como México, Venezuela, Colombia o Perú, y especialmente en Brasil y el Caribe, los descendientes liberados de los esclavos africanos fueron igualmente arrinconados en todos los dominios de la sociedad.
Sin embargo, y aunque es evidente que el racismo en América Latina hinca sus raíces en el colonialismo y en las formas subsecuentes de dominación social, económica y cultural por parte de las élites «blancas» o «casi blancas», se suele dejar de lado el hecho de que el racismo no es innato, sino aprendido, y de que este proceso de aprendizaje es en gran parte discursivo, está basado en formas de texto y habla producidas en una gran variedad de eventos comunicativos.
Este libro es el resultado de un proyecto colectivo en el que equipos de expertos de ocho países latinoamericanos realizaron un informe sobre el racismo en su propio país (especialmente en la forma sutil del discurso de las élites), que profundiza, al contemplar los casos específicos, lo expuesto por Teun A. van Dijk en Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina (Gedisa, 2003).