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Para evitar los peores efectos del cambio climático tenemos que reducir radicalmente las emisiones de gases de efecto invernadero. Los gobiernos neoliberales y el mundo de los negocios defienden que la economía de mercado podría resolver el reto... salvaguardando al tiempo sus beneficios. Energía nuclear, secuestro de carbono, comercio de emisiones... Soluciones para unos, «alternativas infernales» para otros que al analizar en detalle ese «imposible capitalismo verde» se encuentran con poco más que una dilación del problema. Una ecología de izquierdas, una ecología social, un ecosocialismo son urgentes y necesarios. Necesitamos construir una nueva alternativa política, un proyecto que concentre combates ahora indisociables: contra la explotación del trabajo humano y contra la destrucción de los recursos naturales. Una alternativa con la que, parafraseando a Marx, el hombre socializado, los productores asociados consigan regular, digna y racionalmente, ese «metabolismo suyo con la naturaleza».