Las principales innovaciones que ha registrado el arte contemporáneo desde finales de los años 60, tanto teóricas como prácticas, se deben al feminismo. Es más, algunos de los logros políticos más relevantes de ese movimiento son producto empeño de artistas que han inspirado nuevos modos de pensamiento sobre lo público y lo privado, y sobre el objeto y el sujeto del arte. Además de cuestionar las presunciones sobre los géneros, el feminismo ha hecho hincapié en la influencia que ejercen la raza, la edad, la clase social y la sexualidad en la producción y la aceptación del arte. Las artistas feministas han ensalzado las posibilidades del arte en cuanto práctica estética y política, y han desempeñado un papel primordial en el mundo del arte a la vez que se han contando entre sus principales críticas.