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¿Por qué las universidades de artes no se reconocen a sí mismas como comunidades? ¿Por qué se relacionan tan a menudo las prácticas culturales con formas de aprendizaje disidentes? ¿Está el conocimiento patrimonializado por las instituciones oficiales? ¿Cómo desvelar y poner en cuestión los mecanismos de apropiación del conocimiento que imponen las instituciones hegemónicas? ¿Sería posible incorporar saberes y haceres externos para construir un status quo diferente? ¿Cómo activar la incorporación de las comunidades artísticas y culturales de aprendizaje a las narraciones de la modernidad y del presente? ¿Por qué confiamos todavía hoy en las prácticas artísticas cuando pensamos en una sociedad emancipada? Este libro es una de las caras visibles de un Proyecto de I+D enmarcado en el Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia que, entre los años 2016 y 2018, ha puesto estas preguntas en circulación. Con él hemos tratado de pensar sobre algunas propuestas de distintas instituciones de aprendizaje culturales en relación con su exterioridad, examinando las tensiones que aparecen entre su normatividad y determinadas formas de resistencia crítica con las políticas hegemónicas. Asumimos que se trata de un exterior difícil de delimitar que puede ser un lugar y también un hacer, y que aquí se describe de distintas maneras, al compás de las urgencias del convulso mundo que vivimos.