El pasado 18 de septiembre fallecía Jimena Alonso, militante feminista, revolucionaria y madre de nuestras compañeras Viviana, Fernán, Alvar y Alda, a las que mandamos todo nuestro cariño.
Desde los tiempos de nuestra sede en la calle Hortaleza, era habitual verla en la librería o la Feria del libro comprando decenas de ejemplares que luego devoraba, rodeada de sus higueras, en su casa de Candeleda. En algunas ocasiones, personas asiduas a nuestra casa preguntaban quien era esta señora tan dicharachera que nos visitaba. La primera respuesta, como no, resultaba evidente, se trataba de la madre de nuestras compañeras Viviana y Fernán.
Sin embargo, Jimena fue y es mucho más que eso. Símbolo de un modelo de militancia política difícil de encontrar. Cuando entraba por la puerta, con su potente voz y sus ganas eternas de discutir hasta el final del tema que tocase, se sabía que no se podía hablar con cortesías ni medias tintas. Ella era de defender sus ideas, de llevarlas a la calle, de pelearlas con uñas y dientes.
Aún resuena el monumental cabreo que se pilló cuando en una visita a nuestra librería en la calle Hortaleza 19, pocos meses después de que estallase una bomba colocada por grupos fascistas, Jimena se dirigió a las baldas de la sección de feminismos y vio que faltaban multitud de libros y referencias fundamentales. Como aquello le pareció intolerable, semanas más tarde, hizo una buena donación (otra) para que aquel modesto Traficantes de Sueños tuviera una sección decente de feminismos y contase con títulos que echaba en falta.
Y es que siempre tuvimos la sensación de que a Jimena se le quedaba un poco corta nuestra radicalidad. Sin duda, ella tenía metido en el cuerpo ese tiempo acelerado de quien ha luchado por una revolución sin dejarse nada en el tintero.
Impulsora del Frente de Liberación de la Mujer en 1975 fue también directora junto a Fini Rubio de Tribuna Feminista (editorial Debate, enlace), hasta la fecha una de las colecciones de libros más importantes de pensamiento feminista en lengua castellana. Profesora de árabe en la Universidad Complutense de Madrid y destacada luchadora en las huelgas de profesores de universidad de los años 70 y activa militante por las luchas feministas y antifranquistas entre las mujeres obreras, defendió los derechos laborales, el derecho al aborto, los anticonceptivos, la autonomía de las mujeres y el divorcio.
En el año 1977 cofundó la librería de Mujeres de Madrid, creando así un punto de referencia fundamental en la ciudad para el movimiento feminista que, a día de hoy, aún se mantiene. Años de militancia que la llevaron a defender también sus posiciones en torno a la autodeterminación de Euskadi, compromiso que le costó una acusación de supuesta pertenencia a banda armada y entrar en prisión en 1983 con una condena de 7 años con sus hijas a cargo.
Tras esta dura etapa, no abandonó sus ideales. Siempre rodeada de libros, revistas e implicada en todos los movimientos que pudiese, Jimena es digna representante de una energía y un fuego interior vinculado a la pelea política que en muchas ocasiones se echa de menos.
Contenta, muy contenta con el auge y la potencia del nuevo movimiento feminista la vimos estos últimos años. Como quien sabe que deja en buenas manos el testigo de aquellas mujeres que salían como un huracán del local feminista de la calle Barquillo o de las tumultuosas asambleas de los setenta, que recibieron golpes, insultos y desprecios pero que podían partirle la cara al primero que les faltara el respeto. Las que se organizaron y salieron a la calle para luchar contra el capitalismo, contra el patriarcado y contra sus padres, hermanos, jefes y maridos.
Que la tierra te sea leve compañera.
Omnia sunt communia!
